Ordos 100. Arquitectura para autistas

Centro de la neuva ciudad de Ordos en la región china de Mongolia Interior.

Hace varios años, las autoridades de la nueva ciudad de Ordos, situada en un remoto paraje desértico de la región china de Mongolia interior, decidió convocar a cien equipos de arquitectos jóvenes, procedentes de distintas partes del mundo para hacer otras tantas enormes villas (de mil metros cuadrados) con el objetivo manifiesto de poner de alguna manera a la ciudad en el mapa de la cultura global. Era una iniciativa patrocinada por los organismos culturales de la ciudad y financiada por la empresa local de aguas, la JIang Yuan Water Engineering Ltd. Para coordinar ese esfuerzo se recurrió al asesoramiento y la dirección del artista Ai Weiwei y los ubicuos arquitectos suizos Herzog y De Meuron.

En un sitio sin apenas referencias geográficas y con una historia de una escasa década -casi uno de esos no lugares sobre los que ha teorizado Marc Augé- esa centena de arquitectos japoneses, europeos, americanos africanos e, incluso, asiáticos, dedicaron una parte sustancial de su tiempo a proyectar la mansión de sus sueños en una situación supuestamente ideal, atemporal y sin anclajes culturales. Era casi una apuesta por dar contenido a ese nombre, Ordos, la ciudad de los numerosos palacios.

La arquitec tura como refugio que se inserta en la geografía sin atributos. Propuesta para el nuevo hotel de la cadena Hilton en la ciudad de Ordos. VMX Arqchitecture

Ai Weiwei es un artista que se ha caracterizado por explorar incisivamente las tremendas contradicciones perceptibles en la cultura contemporánea. Y, en este contexto, tiene una especial predilección por su país y por los arquitectos, desde que colaborará con Jacques Herzog y Pierre de Meuron para concebir el estadio que se construyó para albergar los espectáculos centrales de los Juegos Olímpicos en 2008.

Su propuesta para llenar con Cien millones de pipas de girasol la gran sala de turbinas de la galería Tate Modern londinense ya nos hizo reflexionar sobre el carácter y significado de los potentes encargos culturales a los que las grandes instituciones museísticas acostumbran en nuestro tiempo. En esencia, esos acontecimientos parten de ideas generadoras de espectáculo que buscan mejorar el atractivo sobre determinados enclaves metropolitanos, proponiendo representaciones ocurrentes que causan asombro por su radicalidad.

Ai Weiwei, trabaja en un entorno político muy estricto como el chino, en el que la ausencia de una real libertad de expresión es palpable. En el caso del proyecto Ordos 100, contrapone la ausencia de libertad local con la ambición y fantasía sin límites de los arquitectos a nivel global. Aprovechó la ocasión para rodar un extraordinario documental en el que se refleja el proceso de desarrollo de la idea y su materialización final en una maqueta colectiva, que explicaría las propuestas de arquitectura aportadas. En sus palabras a algunos participantes, se trataba de efectuar una reflexión y puesta en común de las aproximaciones a la arquitectura que se tienen en las diferentes partes del mundo para lograr un entorno habitable para un mejor futuro de la humanidad. En concreto, hemos convocado a personas que no se conocen de nada en torno a una idea. No estamos interesados en producir arquitectura. Es algo mayor. Se trata de un movimiento hacia la intercomunicación, el intercambio de ideas y diferentes experiencias, para encontrar nuevas formas de organización del espacio relacionadas con nuestro tiempo, abandonando así las experiencias del pasado.

Maqueta del proyecto Ordos 100. Ai Weiwei. Kunsthaus Bregenz, 2011

Sin embargo, los arquitectos convocados -entre los que se encontraban figuras relativamente conocidas ya en sus propios países (como por ejemplo, Atelier Bow Wow y Sou Fujimoto de Japón, Cecilia Puga y Alejandro Aravena de Chile o los catalanes, Coll y Leclerc)- se dedicaron a proyectar sus visiones personales sobre la base de una ordenación urbanística convencional. En ausencia de pautas que enmarcasen las propuestas, y encauzasen así la libertad expresiva, el resultado colectivo no pudo ser más desalentador. Algunos participantes tildaron caricaturescamente el resultado como un zoológico, expresando de alguna manera el carácter extremadamente heterogéneo de los proyectos reunidos. Otros, más cultos, lo definieron como una especie de surrealista cadáver exquisito o una especie de construcción artística colectiva sobre la base de la exacerbación de la individualidad. En los debates grupales mantenidos en el encuentro celebrado en la ciudad en la fase previa al desarrollo del proyecto, determinados participes propusieron estrategias en la búsqueda de una unidad formal y, al mismo tiempo, otros se negaron con vehemencia a la imposición de cualquier tipo de reglas para aquel experimento urbanístico y arquitectónico. La negociación cooperativa y el  acuerdo político no suele formar parte del ideario de la arquitectura hoy.

Propuesta Ordos 100 #26. FRENTE Arquitectos, Juan Pablo Maza

Una secuencia del documental refleja de una manera extraordinaria el momento en que los distintos equipos de arquitectos se reúnen nuevamente y presentan sus pequeñas maquetas destinadas a integrar la propuesta conjunta. En ese momento clave, sus pequeñas obras no encajan en cualquier caso con las parcelas reservadas en el emplazamiento general preparado. Una metáfora sutil que nos habla sobre la incapacidad de los arquitectos actuales para entender la realidad y adaptarse a un trabajo cooperativo en nuestros días.

Esta experiencia manifiesta de una manera preclara el carácter vigente de la práctica de arquitectura, aquella que se refleja masivamente en los medios profesionales. Parecería que lo valioso solo puede surgir de espolear el individualismo más acérrimo en la construcción de una imagen de marca personal destinada al consumo masivo entre los propios componentes del gremio. Y, al mismo tiempo, esa idea elitista ligada a la artisticidad heroica de la profesión expresa un divorcio radical con el mundo y la sociedad que circunda a los arquitectos. Se trata de un momento histórico en el que se produce una arquitectura autista en la que los artistas dedicados a pensar el espacio no quieren tener nada que ver con las necesidades reales, los aspectos profesionales o las demandas de sus propios clientes a los que en cualquier caso quieren someter a su visión egoísta.

Hoy, los arquitectos que quieren tener una presencia global y, por tanto, ser famosos en el circuito profesional, se dedican prioritariamente a construir una suerte de estrategia de marketing que se apoya en imágenes fascinantes y un relato supuestamente innovador. El valor tangible de la propia arquitectura ha quedado reducido a un elemento de apoyo necesario para esas narraciones personales, ligadas a sus obras de ficción que se autoconstruyen y proyectan inmediatamente al universo digital y de los medios masivos de comunicación.

Propuesta Ordos 100 #20. Perspectiva interior y planta de la propuesta. Atelier Bow Wow, Yoshiharu Tsukamoto, Momoyo Kajima y Shun Takagi

Propuesta Ordos 100 #01. La idea de torre de marfil del arquitecto chileno, Alejandro Aravena.

Algo de esta posición ideológica presente en muchos arquitectos contemporáneos, que ha acabado siendo hegemónica, había sido advertida hace más de quince años por alguien tan incisivo como el crítico italiano Vittorio Gregotti. En 1996, Gregotti, en el último editorial de la revista Casabella editada bajo su responsabilidad, señalaba que la reproducción masiva de la arquitectura en la forma de imágenes seductoras, nos enfrenta a problemas serios de deformación cultural, tanto más serios que aquellos que afectan a la música o la pintura, y que finalmente llevan a cadenas de imitaciones acentuadamente esquemáticas y homogéneas. Esta deriva tiende a transformar la figura del arquitecto en un simple constructor de imágenes, una suerte de director artístico de su propio producto, a buscar la imitación efectista o su construcción basándose en su reproducción comunicativa. Lo cual se ha convertido en esencial para el éxito profesional, para la acumulación de capital simbólico que legitima a posteriori cualquier acción.

Al respecto el filósofo Jean Baudrillard decía en un texto titulado El éxtasis de  la comunicación de 1988 que vivimos en un mundo donde hay cada vez más información y menos significado. La información devora su propio contenido. La imagen se ha convertido en sí misma en una nueva realidad, una hiperrealidad –un mundo virtual que flota sobre el mundo real en su envoltorio sellado y hermético. En ese proceso de leer los objetos como meras imágenes se han vaciado de sus significados originales.

Propuesta Ordos 100 #09. Not an object de Sou Fujimoto

Este fenómeno ha coincidido con una necesidad del desarrollo mundial del sistema económico. Los lugares necesitan de objetos icónicos reconocibles para tener una presencia en el mapa de las cadenas de experiencia, de las noticias y acontecimientos culturales. Existentes o de nueva creación. Y, por ello, la arquitectura se ha incorporado como una técnica más para la construcción de capital simbólico que busca aumentar el atractivo de las regiones metropolitanas en pugna por una mejor visualización global. Es algo que también ha señalado reiteradamente el geógrafo David Harvey. Y algunos arquitectos se han lanzado ávidamente a producir este tipo de iconos conjugando sus relatos personales con las necesidades empresariales y sociales metropolitanas detectadas alrededor del planeta.

Se trata de engendrar objetos carentes de uso y significado evidente para los propios lugares en los que se sitúan y que -al mismo tiempo- ofrezcan una espectacularidad que estimule el atractivo. Lo inusual y lo bizarro han tomado así carta de naturaleza arquitectónica. Se trata de construir decorados en numerosos lugares y situaciones inconexas que una vez cumplen su función son abandonados a su suerte. Es una estrategia parecida a la que el Conde Potemkin ejecutaba en su esfuerzo para presentar un territorio idealizado a la zarina Catalina la Grande. Como dictaminó Rem Koolhaas en su retrato de la ciudad insular asiática como decorado masivo, Singapur está condenada a ser una metrópolis potemkin…Se pueden hacer cosas pero no necesariamente hacer que sean reales… que continúa su senda onírica hacia una ciudad sin atributos y puede que ésta sea la última forma de deconstrucción, e incluso de libertad.

Por ello, el papel asignado a la arquitectura desde el poder global se ha concretado en la construcción de escenarios temporales para la representación del progreso ante la sociedad del espectáculo. Una vez cumplida su misión esos supuestos edificios utilitarios son abandonados a pesar de sus altísimos costes colectivos. Véase al respecto lo ocurrido con el mismo estadio Nido de la Olimpiada de Pekín o también, con el más cercano Puente Exposición de la Expo de Zaragoza. Ejemplos de la aparición de objetos fantasmagóricos condenados al decaimiento y la desaparición, que se interpretan como arquitectura y que no tienen un uso concreto más allá de la expansión de la imagen de marca relacionadas con esos eventos que les dieron soporte. Se estimula así un despilfarro de medios incalificable en un momento de la historia en que los recursos materiales empiezan a ser menguantes en todos los lugares.

Muchos arquitectos aspiran a participar en este juego de ilusiones globales. Se han convertido en directores artísticos dedicados con intensidad a la expansión de su propia imagen espectacular. Se trata de conseguir acumular una narración coherente en la que se insertan historias ligadas a los edificios que proyectan en una especie de autismo asocial. En ese cometido, las imágenes juegan un rol hegemónico apoyadas por relatos sugerentes y que buscan la fascinación de los consumidores instantáneos que transitan las redes sociales y los medios de comunicación.

Propuesta Ordos 100. La ausencia de motivo como expresión escultórica. Coll y Leclerc Arquitectos

Propuesta Ordos 100 #67. La idealización del paisaje mongol con referencias a la anécdota cultural. Michel Rojkind Arquitectos

Esto en un resultado de la ideología imperante ligada al triunfo profesional que incita a los profesionales de los distintos lugares del planeta a participar en incontables eventos planetarios a la búsqueda de un mayor reconocimiento y a la venta constante de sus productos publicitarios. Los certámenes, premios, conferencias y encuentros de arquitectura se han convertido en un fin en sí mismos, destinados a generar un ambiente dedicado al consumo cultural endogámico y que son un reflejo de lo que ocurre también en el mundo de la moda. Es una deriva cultural falsa que estimula el dilapidación de los recursos escasos del planeta. Se cubren así necesidades inexistentes y se ejecutan construcciones que nada tienen que ver con los lugares en que se sitúan. Se trata de generar una arquitectura de pieles a la manera de decorados para su consumo en revistas, plataformas y sitios digitales especializados. Ya da igual donde exista realmente la arquitectura. Lo físico no tiene importancia frente a la visualización de las obras como iconos fotografiados y relatados para su exposición a lo largo y ancho del planeta virtual que es Internet

Parece que el proyecto del Ordos 100 ha sido abandonado y, finalmente, Weiwei ha hecho una inmensa maqueta construida en madera que unifica en un solo material las dispares propuestas arquitectónicas. Una pieza que acompaña a una gran exposición que ha circulado por numerosos centros de arte situados en diferentes países. Qué continúe el espectáculo hasta el hundimiento final, mientras podamos vivir en el adormecimiento de las imágenes.

Maqueta final producida con la integración de las cien propuestas arquitectónicas desarrolladas y presentadas en la ciudad de Ordos. Foto Fred Scharmen, Archinect

Más información:
Ai Weiwei and the uses of architecture. Archinect 26/05/2011
Ordos 100. Archdaily.

Documental Ordos 100. Herzog&De Meuron y Ai Weiwei.

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