Arquitecturas de la austeridad

Por Federico García Barba
Cabaña refugio en Fichtelberg.  AFF Architekten, 2009. Foto: Sven Fröhlich

Vivimos en tiempos en los que los límites completos de nuestro hábitat cercano y lejano se han constatado ya de una manera certera. El planeta se ha transformado así en un espacio finito que nos ofrece unos recursos que son cada vez más escasos. Por ello, lo que procede es usar lo disponible con la máxima eficacia y lo menos posible. Es debido a ello que la arquitectura de nuestro tiempo, hoy más que nunca, debe ser una expresión de la austeridad.

Una condición ética que implica considerar la sobriedad y la moderación como algo necesario desligado de los alardes a los que nos hemos acostumbrado en los tiempos más cercanos. En nuestro tiempo, se precisa recurrir a todas las estrategias posibles para el ahorro de materiales, energía y un reparto más equitativo de lo que existe en este entorno que habitamos ya un número superior a 7.000 millones de personas. Frente al adagio estetizante de Mies, Menos, es mas procede que los arquitectos consideremos el realismo de Buckminster Fuller que proponía por el contrario Más con menos.
En el pasado reciente, fulgurantes construcciones han hegemonizado la cultura de la arquitectura contemporánea a través de su difusión hegemónica a través de los medios de comunicación de masas. Arquitecturas espectaculares, que son expresión del poder y el egoísmo de unas elites cada vez más alejadas de la experiencia real de la población. Esos edificios egocéntricos han contribuido a puntuar nuestras ciudades con símbolos que aportan poco a las necesidades reales de las gentes y mucho a la imagen y a la diferenciación de los menos.
Frente a este maremágnum espectácular, en la segunda década de este nuevo milenio, parece surgir por doquier una visión contrapuesta de la arquitectura. Es posible inventariar numerosas obras más humildes que apuestan por la simplicidad y la sencillez. Edificios que suelen recurrir a tradiciones constructivas vernáculas o recuperar materiales próximos que suponen un bajo coste energético en su manipulación.
Estas arquitecturas de la austeridad trabajan con argumentos tan manoseados como la sostenibilidad, la ecología, el ahorro energético, el reciclaje, etc. Sin embargo, por alguna razón, parecen adquirir un significado tangible y real en obras de las nuevas hornadas de arquitectos, una generación más preocupada por mejorar las condiciones de vida de la población en un entorno de expectativas decrecientes. Este posicionamiento radicalmente moral da origen a estéticas peculiares, determinadas por las responsabilidades que sus propios clientes quieren asumir también en un mundo menos optimista que el que pudo surgir en el pasado siglo XX. Estas nuevas poéticas se pueden rastrear en las propuestas de numerosos arquitectos alrededor del mundo que propugnan aproximaciones muy diversas en países con culturas tan diferentes como las de Francia, Suiza y Portugal y Colombia o incluso, Japón. Podemos escoger varios edificios aparecidos recientemente en revistas de arquitectura internacional para ejemplificar estas ideas que preocupan a los más jóvenes.

Casa Latapie, Floriac. Lacatton&Vassal Architectes, 1993

El equipo de los arquitectos franceses Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal representa una primera aproximación, quizás pionera. Lacaton y Vassal trabajan dentro de los esquemas de esta nueva manera de concebir la arquitectura más preocupada por valores morales y la economía de medios utilizados. Sus obras han apostado por una ampliación radical del espacio disponible, utilizando para ello la mayor economía de medios. Ejemplo de ello son sus proyectos con invernaderos adosados, como el realizado en la Casa Latapie de 1993 en Floirac o también en las 14 Viviendas Sociales en Mulhouse de 2005, que utilizan mecanismos constructivos muy sencillos para obtener nuevos ámbitos de estancia a muy bajo coste. Para ellos, el ahorro de recursos es un factor positivo y liberador que facilita la labor del proyectista.
Lo realmente impresionante y novedoso de su acercamiento a la sostenibilidad es el respeto extremo a lo precedente en relación a sus renovaciones. Un caso singular es la reciente rehabilitación de una Torre en Bois La Petre, en la periferia parisina que han realizado con la colaboración de Fréderic Drouot. Una anodina torre -representativa de otras muchas que existen en las periferias de las ciudades francesas- sobre la que se actúa de una manera simple para dar más superficie a los que allí viven. Su propuesta no pretende una reforma radical de los espacios existentes. Por el contrario, proponen el escueto adosamiento de unos nuevos balcones acristalados a toda la altura. Mediante esta pequeña ocupación de una superficie del espacio libre circundante en la base, han procurado una mejora importante de la calidad de vida de los residentes y con un coste muy bajo. El proyecto también ha valorado de una manera meticulosa las preexistencias y el respeto a las necesidades de sus clientes verdaderos. Su extrema preocupación queda ejemplificada por las propias fotografías que utilizan para difundir la obra, en las que la expresión cultural de los usuarios que viven allí es recogida de una manera sumamente atenta.

Interior de la cabaña refugio en Fichtelberg. AFF Architekten, 2009

Dos ejemplos suizos ejemplifican una forma peculiar de abordar la consideración del problema de la adaptación ambiental y energética a las condiciones locales en sociedades avanzadas económicamente. Son la Casa Flury en Deitingen de 2008, del equipo Spaceshop Architekten y la cabaña refugio en Fichtelberg de 2009, de AFF Architekten. Ambas se plantean la responsabilidad en el consumo de recursos y el ahorro energético mediante el empleo exclusivo de materiales de obtención cercana como es el hormigón y la madera.
En el primer caso, los arquitectos señalan que todos los elementos constructivos se han conseguido en un radio inferior a 10 kms del lugar en donde se ha ejecutado la obra. Con ello, el ahorro energético es considerable, si se tiene en cuenta el transporte necesario para realizar el edificio. Los cerramientos y divisiones interiores se han hecho de hormigón arcilloso mezclado con paja, formando una estructura portante de gran espesor. Este primitivo sistema tecnológico garantiza una gran inercia térmica y un aislamiento importante ya que la paja también se utilizaría para aislar los espacios interiores de la influencia y transmisiones provenientes del terreno. Los forjados de los techos se ejecutan en madera con apoyos embebidos en la estructura muraría y se prolongan hacia el exterior atenuando la acción de la nieve y la lluvia. El remate de las cubiertas se ejecuta sobre la base de pares y tablazón con un recubrimiento de caucho impermeable y sustrato de arcilla, que se planta finalmente con vegetación del lugar. Todo el conjunto se realiza sobre una plataforma pétrea, elevada ligeramente. En este caso, los arquitectos han tenido una especial preocupación por el reciclaje y el control extremo de los residuos.

Casa Flury, Deitingen. Spaceshop Architketen, 2009. Foto: Stefan Weber

El refugio en Fichtelberg de AFF Architekten representa una radicalización en el uso del hormigón como material para expresar la voluntad de reciclaje. Esta arquitectura muestra unos niveles extremos de contención formal y estética para dar servicio a media docena de usuarios. Tanto las paredes como los techos se componen de hormigón vertido y se han ejecutado sin especiales sofisticaciones tecnológicas. Para el pavimento se recurre a la madera de picea -un pino común típico de esta zona en la frontera alemana- mientras que todos los elementos de las instalaciones y servicios proceden del reciclaje de otras edificaciones desaparecidas. La radicalidad de la actitud se refleja aquí en el uso de los componentes de la antigua cabaña como moldes para el vertido del hormigón. Una rememoración a la historia del lugar y que recuerda también a determinadas obras de artistas contemporáneos cmo la solidifcación de una casa que haría Rachel Whiteread en 1993.
Un proyecto reciente de los arquitectos portugueses Aires Mateus simbolizaría otra manera de abordar estas preocupaciones. La Casa en la Comporta de 2010 es un ejercicio extremo de recuperación de los materiales y las técnicas constructivas vernáculas para hacer arquitectura en una etapa de escasez. Este conjunto de pabellones en la playa se realiza aplicando una retícula de madera y albañilería sencilla para formar las cajas de cerramiento, sobre las que se apoyan cubiertas rematadas con colmo, un material formado por la paja seca tan característico de las regiones atlánticas. La radicalidad austera de su apuesta se refleja también en la voluntad de mantener la arena del lugar como pavimento de los interiores.

Casa en la Comporta. Aires Mateus, 2010

Una idea similar es la que da origen a la Casa en Río Cedro de 2011, del equipo colombiano Plan B. Situada en la localidad caribeña de Córdoba. Esta cabaña de vacaciones se plantea también como un ejercicio de recuperación de las técnicas constructivas tradicionales de la región. El edificio se estructura en dos niveles, dejándose el inferior totalmente abierto en contacto con la vegetación y el entorno circundante y es usada para realizar las actividades habituales durante el día en contacto con el entorno natural. En el plano superior se colocan los espacios para dormir y los servicios asociados que requieren normalmente un mayor aislamiento. El planteamiento constructivo se basa en una estructura triangulada de madera que aprovecha de una manera extrema sus posibilidades resistentes. Los cerramientos se construyen con el mismo material mientras que hojas de palma seca se utilizan para la cubierta. El proyecto atiende a las condiciones climáticas del lugar, caracterizado por el calor húmedo, permitiendo sombras generosas, ventilaciones cruzadas y la refrigeración pasiva.

Casa en Río Cedro, Caribe colombiano. Plan B Arquitectos, 2011. Foto: Sergio Gómez

Una propuesta más sofisticada, pero a la vez expresiva de una reducción extrema en el uso de recursos y formas constructiva, es la que encarnan los arquitectos del Atelier Bow Wow. Una pareja japonesa formada por Yoshiharu Tsukamoto y Momoyo Kaijima que mostrarían su trabajo en la 12ª Bienal de Venecia en el año 2010 bajo el título House Behaviorology. Escogiendo entre sus trabajos, la Casa Crane de 2007 ejemplifica su posición particular en la concepción de la arquitectura, dedicada mayoritariamente a producir pequeños edificios excéntricos en reducidas parcelas. En ese caso, la principal preocupación consistiría en lograr en una sola planta la máxima fluidez espacial para la integración del interior con el exterior. Este efecto lo consiguen ejecutando un volumen diáfano acristalado que se protege del soleamiento con una cubierta ligera que sobresale la longitud necesaria para atenuar el efecto negativo del sol en verano y su aprovechamiento adecuado en invierno. Este pabellón miesiano reconoce el lugar mediante la adaptación de sus espacios interiores a la topografía mediante sutiles transformaciones de su suelo.
De todos ellos, hay que destacar una característica común presente en esas arquitecturas y representativa de sus opciones filosóficas profundas. Subyace un  planteamiento moral básico, aquel que significa reconocer la necesidad de combatir el despilfarro generalizado de recursos. Y más allá de esto, el intento por lograr una mayor autosuficiencia local a partir del uso de materiales próximos y el menor gasto y consumo energético.
Como resultado de esta posición ética nace una estética de la sencillez y la simplicidad. Una belleza derivada de la persecución extrema de ese menor consumo de materiales o el uso de aquellos que provienen del reciclaje, son renovables o fácilmente extraíbles en un entorno próximo.

Casa Crane. Karuizawa, Nagano. Atelier Bow Wow, 2007 

Otra particularidad importante es la que supone la honestidad del profesional que reconoce que las prioridades y necesidades más perentorias de los destinatarios de su arquitectura deben ser siempre el objetivo fundamental del proyecto.
Finalmente, es de destacar también una nueva vuelta a la consideración de las arquitecturas heredadas no como algo a desechar y combatir, sino como una fuente de inspiración básica para la solución de problemas de confort climático y de calidad del espacio. Los sistemas constructivos simples como recuperación y adaptación a nuestros días de técnicas provenientes de las tradiciones locales.
El riesgo y la duda, es que todas estas formas de abordar la arquitectura pueden suponer una estetización inconsciente del reciclaje, de la preocupación energética y de lo vernáculo. Un nuevo formalismo o estilo que pueda esconder verdaderas fuentes de nuevo despilfarro. Por ello, es necesario pasar a una nueva fase en que todas las nuevas propuestas arquitectónicas deberían evaluarse siempre en referencia a criterios y parámetros objetivos y claramente contrastables. Algunas herramientas en este sentido ya están definidas pero otras requieren de una mayor precisión o simplemente ser implementados desde cero por la crítica y la academia.

3 comments to Arquitecturas de la austeridad

  • Carlos de Rosario

    los invito a mirar mucha de la arquitectura que se hace en américa latina, sobre todo lejos de la publicaciones masivas que legitiman gran parte de la producción arquitectónica…y por cierto, fuera de los barrios privados…hay mucho hecho con mínimos presupuestos y mucha imaguinación y audacia espacial…

    • Federico García Barba

      Algo hacemos para conocer lo que se realiza en Latinoamerica para mejorar las condiciones de vida de los más necesitados.
      Lo que ocurre es que nos llega muy poca información más allá de la que divulgan los medios profesionales mas orientados a la arquitectura convencional. Actualmente, el discurso disciplinar está totalmente colonizado por las modas y las supuestas vanguardias que consolidan el statu quo y nos distraen constantemente de los verdaderos problemas que existen en este mundo.
      Es una tendencia que tenemos que combatir entre todos y tratar de difundir otra manera de entender las cosas. Es lo que intentamos desde aquí.

  • [...] una radical apuesta por la austeridad y el reciclaje como ya se ha expresado en su obra para el refugio en Fichtelberg. Al Borde es un colectivo de cuatro arquitectos ecuatorianos (Malu Borja, David Barragán, Esteban [...]

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